El convenio, gran paso para mejorar la producción

El Convenio Marco de Colaboración sobre reempleo de granos para siembra suscrito por Geslive, Asaja, UPA y Cooperativas Agroalimentarias de España es un gran paso para mejorar la sostenibilidad de la producción de cereal en España a través de la puesta a disposición de los agricultores de las mejores variedades: más productivas, más resistentes y mejor adaptadas a las circunstancias de las distintas zonas de España.

El agricultor dispone ahora de manera más cómoda y asequible de todas las variedades de semilla certificada que mejor se adaptan a sus terrenos. Las empresas obtentoras de semillas investigan día a día para obtener las más productivas en cada zona y que incorporan en su genética la tolerancia y resistencia a enfermedades y plagas.

De esta manera, el agricultor realiza su mejor inversión cuando siembra con certificada, que además es la única que garantiza la trazabilidad que demanda el mercado.

Los datos objetivos y científicos acreditan que en los últimos catorce años el rendimiento medio de las diez variedades de trigo más sembradas en España ha aumentado en 30 kilos por hectárea y año. Todo ello gracias a la aportación que supone la incorporación al mercado de nuevas variedades, que son de mejor calidad, más productivas y que por tanto resultan también más rentables.

“La R2 es la mejor opción para el agricultor y otros países lo han visto antes que nosotros”

Urbano Blanco es uno de los impulsores del Centro de Alto Rendimiento de Selección de Semilla que la cooperativa Agropal ha puesto en funcionamiento en Magaz de Pisuerga (Palencia). Suya es la frase de que la próxima revolución en secano vendrá por la semilla.

-¿Cómo ha sido el primer año de vida de su centro de selección?

-El centro selecciona semilla certificada R1 y R2, tanto de Agropal como de las empresas que contraten este servicio. En realidad lo vemos como una oportunidad para cooperativas que no desean realizar una inversión igual de importante que la que hemos hecho nosotros. Dicho esto, el centro ha funcionado por debajo de su capacidad por dos razones muy claras: porque se trataba del primer año de unas instalaciones de nuevo cuño y porque la falta de agua ha hecho que el conjunto de la agricultura estuviera muy limitado.

-¿Y cuál va a ser la evolución del centro a partir de ahora?

-El año que viene el objetivo es alcanzar los 10 millones de kilos en el centro de Magaz, con un objetivo a medio plazo que consiste en concentrar toda la actividad de la cooperativa en el centro y desde allí distribuir a los agricultores desde los diferentes centros de distribución. Cada uno de ellos cuenta con dos silos herméticos. También por medio de camiones a los clientes más fuertes.

-Cuando habla de toda la actividad…

-La cooperativa trata unos 25 millones de kilos al año.

-¿Y cuál es su objetivo?

-Nuestro objetivo es ser tan competitivos que el agricultor se convenza de que no le resulta rentable reutilizar su grano: que use R2 de Agropal todos los años. En todo caso, por el momento Agropal vende esa semilla certificada y presta el servicio de acondicionamiento de grano. Nuestra estrategia no pasa por cerrar esa vía; se trata más bien de convencerle de nuestra propuesta. Se trata de una carrera de medio fondo en la que aspiramos a imponer el modelo que ya triunfa en la Unión Europea, en Navarra, Aragón o Cataluña.

-¿Por qué?

-Porque en esos territorios se ha demostrado que cuando se trata bien al agricultor y se le vende R2 se incrementa el uso de ese tipo de semilla. En Francia, por ejemplo, el uso de certificada está en el 85% y en países como Alemania y el Reino Unido ese porcentaje es similar.

-Pero defiéndame esa apuesta desde un punto de vista agronómico.

-Está demostrado que el escalón más productivo es el R2. A partir de R3 la genética decae mucho, sobre todo en relación con los rendimientos. La semilla R2 es mucho más productiva haciendo exactamente lo mismo. Tanto como la R1, solo que esta le resulta mucho más cara al agricultor. Esta última solo es recomendable para quien desee hacer su propia R2.

-Entonces, ¿la semilla certificada compensa económicamente?

-La R2 es la mejor opción para el agricultor y otros países de la UE lo han visto antes que nosotros. Entre otras razones, como la sanitaria, porque en el caso de la R2 existe una capacidad de germinación de casi el 100% de los granos, de modo que si dispones de una sembradora bien equilibrada puedes rebajar de forma considerable tu dosis de siembra.

-Eso choca bastante con ciertas costumbres…

-Por supuesto. Contrasta claramente con la tradición del agricultor español, que siembra muchos kilos por hectárea porque cuenta con poca capacidad de germinación. Hay experiencias de sembrar 125 kilos de R2 por hectárea y obtener mayor rendimiento que con 220 kilos de grano de baja calidad.

-Tanto al comprar la semilla como al pagar el canon por reempleo de grano estamos contribuyendo a la investigación de variedades.

-Porque es fundamental. Llevamos cerca de quince años obteniendo variedades más productivas para una meteorología normal, algo árida. En Castilla y León la principal amenaza es que se adelanten las altas temperaturas al mes de mayo, lo que puede reducir la cosecha en un 50%. Es ahí donde la investigación está avanzando mucho. Siempre digo que la revolución que viene, en secano, llegará por la semilla: debemos estar preparados con semillas aptas para climas poco benignos.

 

“La semilla certificada es la mejor opción para cereal de regadío”

Amadeo Jiménez siembra todos los años 50 hectáreas de cereal de regadío en su explotación de El Carpio, en el suroeste de la provincia de Valladolid. Su planteamiento agronómico incluye la rotación con patata y remolacha, aunque la explotación (de 95 hectáreas en total) abarca otros cultivos, como el guisante.

En el caso del trigo y la cebada su estrategia pasa por obtener los mayores rendimientos posibles, por lo que siempre dedica a estos cultivos los mejores suelos, “donde los vas a poder atender mejor y vas a tener agua disponible”.

Por esa misma razón no se plantea otra posibilidad que la de comprar semilla certificada. Compra R2, que siembra para obtener altas producciones y para obtener su propia semilla.

“La semilla certificada es la mejor opción para el cereal de regadío”, señala, “tanto por los rendimientos como por la sanidad vegetal”. De hecho, lleva más de 20 años dedicado a la agricultura y en este tiempo ha notado “claramente” la mejora experimentada por las variedades.

No solo en las producciones, que han mejorado de forma evidente, sino en relación con la sanidad vegetal, “puesto que la semilla cuenta cada vez con una genética más preparada para hacer frente a las enfermedades”, remacha.

 

“Si compras semilla certificada sí te crees que es pura”

A Diego Hernández no le faltan ocupaciones ni le sobra tiempo por no saber qué hacer. Además de la explotación Agrícola Llorente gestiona la seleccionadora Semilla Esgueva. Atiende las fincas propias para obtener su propia cosecha y multiplica para otros en Villarmentero de Esgueva (Valladolid). La semilla certificada es la piedra angular de todo lo que hace.

“Todos los años multiplico y me quedo con R1 y algo de G4 para uso propio”, confirma. Hernández es un firme defensor de la certificada. “Si compras semilla certificada sí te crees que es pura”, afirma tajante. No tiene dudas. Y confía en las cualidades de lo que siembra si tiene la pureza genética acreditada.

Sabe que la producción será mejor y que, al final de la campaña, las cuentas salen en su favor. “Me ha sorprendido que la gente ha aceptado bastante bien el canon que abona por el acondicionamiento.  Hay quien tiene miedo a las inspecciones”, apunta. Su receta para el resto de agricultores es que pongan R1, para que después puedan acondicionar el grano e ir renovándolo campaña a campaña.

Producción, buena nascencia, sanidad vegetal, trazabilidad buen resultado económico son los argumentos en favor de la semilla certificada de este agricultor de Villarmentero de Esgueva.

“Siempre siembro semilla certificada al 100%”

En el entorno de Toro (Zamora) Félix Asensio del Teso cultiva cerca 500 hectáreas. Le da para viñedo, guisantes, maíz dulce, forraje, cereal, lentejas, garbanzos… Este año, por ejemplo, dedicará 160 hectáreas solo a cebada. Ya la lluvia que ha traído el cambio de año en la comarca zamorana ha servido para uniformar las nascencias, aunque al profundizar con el arado veinticinco centímetros la tierra continúa todavía seca. “Si quiere llover más tendremos una cosecha normal”, se consuela el agricultor.

De todas formas, para Del Teso la apuesta es clara: lleva tres años en los que nada más pone semilla certificada en las fincas de su extensa explotación. “Siembro al 100% semilla certificada”, repite varias veces en defensa de su manera de gestionar los campos. “Cebada, triticale, veza, trigo… todo lo que siembro es certificado”, insiste.

“Con menos kilos sembrados en su época hay mejores resultados. Se nota en la nascencia. La semilla certificada tiene más poder”, describe Del Teso. Por los 200 kilos que antes empleaba ahora le basta con 170, o menos, de certificada.

Además, le va mejor por “temas logísticos”. Organizar la semilla propia supone que es necesario disponer de una nave en la que guardarla, donde a pesar de todo siempre acumulará humedad y atacará el gorgojo. “Al final, hay que tirar algo todos los años”, explica. Ahora le sirven en ‘big bags’ la simiente que necesita, e incluso le recogen lo que le sobre.

Con la semilla certificada todo son facilidades y ventajas para el agricultor.

El coste de emplear semilla certificada apenas supone cuatro euros más por hectárea

El agricultor que siembre semilla certificada apenas pagará cuatro euros más por hectárea que si se inclina por acondicionar su propio grano.

La clave de que exista esa mínima diferencia reside en la dosis de siembra necesaria, que se sitúa en 200 kilos por hectárea en el caso de la semilla certificada, frente a los 240 kilos del grano acondicionado.

Teniendo en cuenta ese dato, se puede considerar que el agricultor deberá pagar 70 euros por hectárea por la semilla certificada, frente a los 55 euros del grano acondicionado.

En este segundo caso, a esa cantidad se le deben añadir siete euros por hectárea en calidad de selección del grano, más otros dos euros por el tratamiento fungicida.

Un último gasto para el grano acondicionado sería de dos euros por hectárea para el almacenamiento y transporte, con lo que la cantidad total de gasto es de 66 euros por hectárea, solo cuatro por debajo de lo que supone la semilla certificada.

 

Ocho cosas que no puedes olvidar de la semilla certificada

  1. ¿Qué es? Es la que se obtiene después de un proceso legalizado de producción y multiplicación de semilla y está sujeto a un doble control, el de la empresa productora y el del organismo autonómico competente en cada comunidad autónoma. Este doble control garantiza la mayor calidad de este insumo tan relevante. La Administración certifica que la semilla cumple con los requisitos de calidad que recoge la normativa, quedando identificada esta semilla con la presencia de una etiqueta oficial. Por este motivo se denomina semilla ‘certificada’.
  2. Garantiza una mayor producción. Emplear semilla certificada permite obtener mayores rendimientos por hectárea, al mismo tiempo que un mayor peso específico.
  3. Exige una menor dosis de siembra. La alta calidad de esta semilla garantiza la germinación; las semillas están seleccionadas y tratadas para garantizar una buena implantación del cultivo.
  4. Reduce la presencia de malas hierbas. Al adquirir semilla certificada se evita la presencia de otras especies vegetales. La consiguiente reducción de malas hierbas se traduce en unos mayores rendimientos por hectárea y una reducción del coste en tratamientos para el control de malas hierbas.
  5. Mayor resistencia a plagas y enfermedades. La semilla certificada lleva incorporada las materias activas fitosanitarias más eficaces y eficientes, en las dosis adecuadas, fruto de un intenso proceso de investigación e innovación. Sus cualidades permiten que la futura planta resista mejor la presencia de plagas y enfermedades, lo que beneficia la cantidad y calidad de nuestra cosecha.
  6. Trazabilidad y pureza varietal aseguradas. La semilla certificada permite responder mejor a las demandas de una industria cada día más exigente.
  7. Posibilita la inversión en investigación. Al adquirir semilla certificada estamos contribuyendo a financiar la investigación de nuevas variedades. También cuando satisfacemos el pago de la contribución por reempleo de grano propio para siembra.
  8. Mejora el medio ambiente. Emplear semilla certificada mejora el medio ambiente ya que los cultivos requerirán menos tratamientos frente a problemas sanitarios. También gracias a poder disponer de variedades adaptadas a cada zona como consecuencia de apoyar la mejora e innovación varietal.

El pequeño agricultor está exento de pagar la contribución económica por reempleo de grano

El agricultor que siembre cereal, leguminosa o proteaginosa y opte por reemplear grano propio puede estar exento de pagar la ‘contribución por reempleo’ que esta práctica implica con carácter general.

El Convenio Marco de Colaboración sobre reempleo de granos para siembra suscrito por GESLIVE, Asaja, UPA y Cooperativas Agroalimentarias de España establece el nivel de remuneración a satisfacer por el reempleo de granos para siembra, así como las la información necesaria para que el agricultor pueda acogerse a la excepción del pequeño agricultor.

Para delimitar qué agricultor puede ser considerado como “pequeño agricultor” a los efectos de este Convenio Marco, y por ello exento del pago de la remuneración aplicable por reempleo de grano, el Convenio fija una superficie máxima (hectáreas) de tierra arable, determinada en función de los rendimientos medios comarcales en que se ubique la explotación, que no se debe exceder.

De este modo, se establecen cuatro tipos de explotaciones o zonas:

Zona A
Secano de rendimientos medios comarcales menores o igual a 2.200 kilos por hectárea: 60 hectáreas de tierra arable declaradas en la PAC.

Zona B
Secano de rendimientos medios comarcales entre 2.200 y 3.200 kilos por hectárea: 40 hectáreas de tierra arable declaradas en la PAC.

Zona C
Secano de rendimientos medios comarcales de 3.200 kilos o más por hectárea: 20 hectáreas de tierra arable declaradas en la PAC.

Zona D
Regadío: 10 hectáreas de tierra arable declaradas en la PAC.

En el caso de que la explotación de un agricultor se halle situada en comarcas con diferentes rendimientos medios, se aplica un índice de ponderación, que es de valor 1 en la superficie A, de 1,5 en la superficie B, de 3 en la superficie C y de 6 en la superficie D.

El Convenio Marco establece que corresponderá al agricultor la obligación de demostrar, bien mediante la solicitud de la PAC o de cualquier otro documento que así lo acredite, el cumplimiento de los requisitos establecidos para su consideración como ‘pequeño agricultor’ a estos efectos.

 

Jorge Llorente: “La Junta impulsa el uso de semilla certificada con jornadas y el resultado de los ensayos”

Jorge Llorente es viceconsejero de Desarrollo Rural de la Junta de Castilla y León y director de Itacyl (Instituto Técnológico Agrario). Hasta septiembre, su último cometido había sido el de director general de Producción Agropecuaria e Infraestructura Rural. Llorente, licenciado en Veterinaria, ha ocupado también en la Junta diversas responsabilidades: director general de la Agencia de Protección de la Salud y Seguridad Alimentaria de la Consejería de Sanidad, en la que también fue jefe de Servicio de Evaluación de Riesgos y Gestión de Alertas, jefe de Servicio de Sanidad Ambiental, jefe de Sección de Riesgos Biológicos, técnico del Servicio de Protección de la Salud y veterinario inspector de Sanidad y Consumo. Un buen conocedor en todos los ámbitos de lo que supone el empleo de semilla certificada.

-¿Qué aporta la semilla certificada al sector agrícola?

-En primer lugar pureza varietal; saber que la semilla que tenemos es toda de la variedad elegida, que no hay mezclas ni de otras variedades, ni de otras especies. Supone un alto nivel de germinación, por encima del 90%, mientras que otro tipo de semilla no certificada está por debajo del 80% de germinación.

Implica sanidad a la semilla, garantizando que está libre de enfermedades que se transmiten a partir de la semilla, así como evita la mezcla con semillas de malas hierbas. También, homogeneidad en los lotes, al comprar una semilla certificada se garantiza una homogeneidad en germinación, desarrollo de las plantas y en el rendimiento final, evitando nascencias irregulares y extendidas en el tiempo.

-¿Y respecto a la trazabilidad?

-Garantizan una trazabilidad del producto, conociendo su origen, las posibilidades productivas y su adaptabilidad a distintas condiciones edafoclimáticas. La garantía de trazabilidad es más importante si el uso del grano es para consumo humano (harinas, panadería, galletas, sémolas). La semilla certificada es la única que garantiza el origen, la sanidad vegetal y la ausencia de enfermedades.

Con su uso se garantiza la sostenibilidad de los programas de I+D para la mejora de las variedades, lo que va a permitir seguir mejorando en rendimientos, en resistencia a enfermedades, en adaptabilidad al cambio climático.

-¿Es más cara la semilla certificada?

-También se produce un ahorro de significativo de costes, tanto por la menor dosis de semilla empleada en la siembra, si es certificada, como los asociados al tiempo y a la logística necesaria para el acondicionamiento del grano.

-¿Cómo incide en la renta del agricultor?

-Aunque se pueda pagar una cantidad mayor por el uso de semilla certificada, su empleo garantiza un mayor rendimiento, basado en lo comentado anteriormente, garantiza una mayor nascencia, garantiza ausencia de enfermedades, garantiza una homogeneidad en el desarrollo, garantiza una adaptabilidad a la zona de producción, todo ello incide de una manera muy positiva a la rentabilidad de la explotación. Por un coste mayor de 4 a 5 euros por hectárea, se pueden conseguir rendimientos superiores a un 15-20%.

Los obtentores de semillas y los representantes de los agricultores han firmado recientemente un convenio sobre el reempleo de granos para siembra que según las organizaciones firmantes, “aportará transparencia y mayor calidad y rendimiento de los granos al sector de cereales y oleaginosas”.

-¿Qué opinión le merece la firma del convenio de acondicionamiento de grano?

-Buena. En primer lugar porque llegar a un acuerdo entre diferentes grupos y entidades siempre es positivo, además de contribuir a la mejora del conocimiento de los agricultores sobre las ventajas que aportan las nuevas variedades vegetales y la promoción del uso de semilla certificada.

Asimismo, el acuerdo va a fomentar la divulgación de la normativa vigente en relación al reempleo de grano para siembra y contribuirá a la normalización del mercado de semilla. De igual forma, este convenio facilitará a los agricultores la información necesaria para acogerse a la «excepción del agricultor», prevista en la normativa aplicable, en particular en lo que se refiere a los pequeños agricultores de cereal, de forma que se favorezca la trazabilidad de la semilla utilizada por los agricultores.

Al mismo tiempo, se promoverá la firma de contratos de colaboración con terceras entidades debidamente autorizadas, al objeto de facilitar el cumplimiento de sus obligaciones derivadas del reempleo de granos para siembra de variedades protegidas. Por otro lado, el convenio crea una comisión de seguimiento y mediación para su impulso y desarrollo en aquellos aspectos que requieran su concreción, lo cual constituye una garantía para su cumplimiento.

-¿Cuál es el compromiso de la Junta de Castilla y León con la semilla certificada?

-El compromiso de la Junta de Castilla y León con el uso de la semilla certificada se demuestra con la participación, junto  con Anove (Asociación Nacional de Obtentores Vegetales), en una jornada dirigida a agricultores en los años 2016 y 2017, para la promoción de la semilla certificada, que se celebra en Zamadueñas.

-¿El de Itacyl?

-El Itacyl, a través de su participación dentro de la Red Genvce (Grupo para la Evaluación de Nuevas Variedades de Cultivos Extensivos), contribuye a través de sus campos de ensayos y la publicación de resultados, a la difusión de las características de las nuevas variedades certificadas que aparecen en el mercado, contrastando su adaptabilidad a distintas áreas agroclimáticas de Castilla y León.

Asimismo, los distintos programas de mejora genética que se llevan a cabo en el Itacyl, han dado lugar a la obtención y registro de variedades. El uso de estas variedades a través de la semilla certificada, contribuye a la obtención de un canon que puede contribuir a financiar estos planes de mejora. Desde este punto de vista, el uso de semilla certificada de alguna manera nos favorece.

-¿Se generaliza el uso de la semilla certificada en Castilla y León? ¿Cómo lo impulsa la Administración regional?

-Cada año, el uso de semilla certificada en Castilla y León aumenta, aunque todavía estamos por debajo de la media nacional que está en torno al 27%, mientras que en Castilla y León está alrededor del 16% en esta última campaña, lo que ha supuesto un incremento de cinco puntos respecto a la campaña pasada que era de un 11%. La tendencia es al alza, aunque aún estamos lejos de comunidades como Andalucía que superan el 40% del uso de semilla certificada.

La Administración regional, lo impulsa a través de las jornadas antes mencionadas y con la divulgación de los resultados de los campos de ensayo del Itacyl, donde se remarca la importancia del uso de semilla certificada.

-¿Cómo afecta a la mejora en la calidad de las cosechas de la región el mayor empleo de semilla certificada?

-Los datos sobre la influencia de la semilla certificada en los rendimientos son claros el rendimiento medio de las diez variedades de trigo más sembradas en España. Se ha incrementado en las últimas catorce campañas a razón de 30 kilos por hectárea y año: 300 kilos de producción más por hectárea cada diez años.

Estos datos objetivos y científicos, contrastados por la red Genvce, son los que acreditan el trabajo de las casas de semillas en favor de la producción y la rentabilidad. No sólo se ven las mejoras en las estadísticas de rendimiento, sino que también pueden verse mejoras en lo referente a calidad, tanto en harinas, calidad de sémolas, rendimientos grasos y también mejoras respecto a resistencia a plagas y enfermedades y adaptabilidad a condiciones meteorológicas adversas.

-¿A qué aspectos se refiere?

-Trazabilidad, homogeneidad de los lotes, aumento del rendimiento, resistencia a plagas y enfermedades y mejora de la calidad.

En números un aumento del rendimiento de 30 kilos por hectárea anuales. Supone que en diez años tengamos variedades que producen 300 kilos por hectárea más, lo que supone un incremento de 54 euros por hectárea. Teniendo en cuenta que los costes de un cereal por hectárea están entre 400 y 480 euros, esos 54 euros suponen más del 10% de los costes, lo que permitiría pagar el coste de la semilla.

En calidad, donde para trigos de fuerza se exigen proteína por encima del 13% y W (fuerza) superior a 300, estas condiciones sin una semilla certificada son imposibles de conseguir.

Por otra parte, la industria exige lotes homogéneos, que solo los puede dar una semilla certificada. La semilla acondicionada o de otro tipo no puede garantizar homogeneidad, suele tener mezclas. Las semillas certificadas, con variedades para calidad harino panadera, garantizan que un aumento de dosis de abonado va a conseguir mayor rendimiento, mayor proteína y mayor W; aspecto este no garantizado con otro tipo de semilla.

La resistencia a plagas y enfermedades, especialmente variedades con resistencia a razas de roya amarilla, ahorran costes en tratamientos y aumentan el rendimiento. También, si vienen tratadas, previenen contra posibles ataques de plagas en los primeros estadios de la planta.

 

La Administración y la industria semillista investigando para la semilla certificada y a favor del agricultor

Pablo Gómez Conejo, Subdirector de investigación y tecnología del Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León (ITACYL), destaca la colaboración de los organismos públicos con la empresa privada con el objetivo de obtener nuevas variedades para el agricultor. Gómez explica cómo en el plazo de diez años (tiempo estimado que necesita una nueva variedad para salir al mercado) es fundamental la colaboración de las casas de semillas con la Administración para tener obtener un resultado final óptimo y listo para competir en un mercado cada vez más exigente: «El músculo de la Administración permite crear nuevas variedades de mayor calidad y perfectamente adaptadas a su territorio».

El Subdirector de investigación y tecnología del Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León (ITACYL) destaca la labor de estos entes públicos «diseñando ensayos y adaptando las variedades pensando siempre a largo plazo. El objetivo es que el productor pueda tener una posición cada vez más fuerte en un mercado que, campaña a campaña, resulta más competitivo».

Como siempre, hablamos de trazabilidad: «La semilla certificada, una tecnología fundamental en los cultivos, es la única que garantiza la trazabilidad al agricultor, un imperativo fundamental y que la industria necesita».

Por último, insistir en que en los campos de ensayo del ITACYL se prueban infinidad de variedades con el único objetivo de crear variedades competitivas, perfectamente adaptadas al territorio de Castilla y León, con mayor calidad y mejor rendimiento; siempre, pensando en que el agricultor pueda disponer de ellas y estar preparado para un mercado sumamente exigente.

Aquí la entrevista entera: